lunes, 11 de marzo de 2013

CHÁVEZ

Mucho se ha escrito sobre la vida y muerte de Hugo Chávez. Hay posiciones a favor o en contra de su gestión. Hay opiniones más radicales y más mediadoras. Casi todas hablan con lenguaje político, económico, social. Hay quienes defienden su carisma y liderazgo. Hay quienes critican su ánimo polarizante y su populismo exacerbado.

Ahora, ¿Qué hace un escrito sobre Chávez en un blog de Gestalt? Yo me hice la misma pregunta cuando me surgió en interés de escribirlo. Aparentemente la terapia se ocupa de otros temas. Se queda más en el ámbito de lo personal, de lo intrapersonal y de lo interpersonal. Los fenómenos sociales no suelen suscitar tanto interés en nosotros. Estamos más interesados en el comportamiento y sus mucho matices.

Sin embargo, generalmente, cómo es en lo “micro” es en lo “macro”. Los fenómenos sociales y hasta la misma historia de la humanidad, tienen equivalencias directas en el comportamiento y ciclo de vida de un individuo cualquiera (para los interesados en este tema recomiendo el libro “Después el edén” de Ken Wilber http://goo.gl/ztjHc).

Así, muchas de las pautas que nos ayudan a los psicólogos a entender al ser humano como individuo. Sirven para entender a la sociedad como un todo. Esta es la riqueza que este tipo de lecturas puede aportar ya que generalmente, las explicaciones no trascienden las cifras y las estadísticas.

Por esto, Se lee a Chávez (o cualquier otro presidente) en términos de cuánta pobreza y violencia hay en Venezuela. Indagan índices de corrupción, mortalidad, abastecimiento, desarrollo de la industria y crecimiento de la economía. No me malinterpreten. Creo que son lecturas válidas y necesarias. Sólo que, a mi juicio, son incompletas.

Cuando llega un paciente a consulta, normalmente, lo hace porque sufre. Una parte del sufrimiento está relacionada con lo que sea que está ocurriendo en su vida y la mayor parte con el hecho de pelearse con el sufrimiento mismo. Gran parte del trabajo que hacemos los terapeutas gestálticos consiste en acompañar a la persona a aceptar su situación vital y desde ahí fluir hacia trascenderla. Acompañamos a la persona a que de alguna manera ame y acepte incondicionalmente lo que le esta pasando como requisito fundamental para dar el paso hacia nuevas situaciones vitales, más coherentes y respetuosas con el ser.

Esto implica una mirada radicalmente distinta a la mirada habitual y tradicional que dicta que la solución a un problema es irse en contra del mismo (por ejemplo la vía que hemos tomado hacía el consumo de drogas en el mundo). La mirada gestáltica acepta el conflicto como una parte necesaria de un ciclo vital sano y que, de ser integrada, puede entonces ser trascendida. Resistir solo genera más resistencia, fluir genera cambio y trascendencia.

¿Y que tiene todo esto que ver con Chávez? Advertí  que era un escrito que pretendía una mirada distinta. Según esto Chávez hace parte de un continuo evolutivo de la conciencia humana. Así entendido, Chávez pasa de héroe o villano (según quien lo mire), a ser una pieza fundamental de la humanidad como un todo. Tuvo una función que cumplir. Tuvo un trabajo que hacer. Y no hizo ni más ni menos que ese trabajo.

Exactamente con el individuo, la humanidad en su desarrollo no se puede saltar pasos. Yo creo que la humanidad está, siguiendo el paralelismo, en una muy conflictiva adolescencia. Todavía abundan personas que, como Chávez, se casan con posiciones rígidas y por alguna razón, creen tener en sus manos la verdad. Todavía pensamos en términos de blancos y negros. Todavía somos adictos a la aprobación y actuamos desde el miedo a perderla. Mientras esto sea así, tendremos tantos Chávez como sean necesarios. Y mientras haya Chávez habrá Uribes. Pensaremos unos tener más razón que los otros. Todos con excelentes argumentos.

HAcer este escrito sobre Chávez no es entonces más que una excusa para hablar de una realidad que a mi manera de ver nos toca a todos. Todos tenemos un trabajo que hacer, una historia que vivir. Somos fundamentales en la historia que construimos como especie. Tenemos la bendición de la conciencia y cada golpe es un paso más en el desarrollo de la misma. Como hablé de Chávez, podría haber hablado de cualquier otro de nosotros.  

Estaremos listos para entrar a la adultez cuando como humanidad podamos ponernos sobre nuestros propios pies. Tener opiniones y no verdades. Aceptarnos más que pelearnos y finalmente atrevernos a poner en duda lo aprendido, mirando la visión del otro y teniendo así, una visión mucho más integral e integradora del mundo que nos compone y nos rodea. O por lo menos eso opino.

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