lunes, 20 de febrero de 2012

LA GESTALT Y LOS PERSONAJES


Jugamos personajes todos los días y en cada ámbito de nuestra vida. Tenemos un personaje para el trabajo, para los amigos, para la pareja. También tenemos para la vida social, familiar y un personaje para caminar por la calle. En ocasiones tenemos uno para cada día de la semana, uno de la mañana, otro de la tarde y otro de la noche. En general tenemos personajes “programados” para cada evento conocido y rutinario de nuestras vidas.

Estos personajes están relacionados con los mandatos sociales que tenemos introyectados. Tienen que ver con el “como se supone que me comporte” ante situaciones específicas que afrontamos en nuestra vida. Y así, pasamos por la vida jugando un sin fin de personajes diferentes. Esto es verdad para cada uno de los seres humanos que habitamos este planeta.

Por supuesto en la conformación de estos personajes hay otras variables que intervienen además de los preceptos sociales generales. Recibimos influencia de la microcultura que es nuestra familia, de las vivencias específicas y circunstanciales de nuestra vida y sin duda que también hay componente genético importante, entre otras muchas cosas que para efectos de este escrito, no vale la pena mencionar.

Así, poco a poco, en los primeros años de nuestra vida, vamos conformando eso que conocemos como “carácter”. Toda esa suma de variables, ese cóctel existencial, va propiciando una forma única de estar en el mundo, de vincularse con los otros, de defenderse de las agresiones, de seducir para lograr objetivos, de manipular, en últimas de generar una suma de creencias acerca de nosotros mismos y del mundo con las cuales nos identificamos profundamente, tanto, que llegamos a creer que “eso” somos.

Es importante tener claro que estos personajes han sido, son y seguirán siendo importantes para nuestra vida, en sociedad, para nuestra supervivencia y adaptación al medio. Los fuimos adquiriendo en el proceso de socialización cuando éramos niños y desde entonces nos han permitido pertenecer y desarrollarnos en la sociedad.

A pesar de lo evidentemente funcionales que son estos personajes en nuestra vida y ante la inevitabilidad de su existencia, es importante trabajar terapéuticamente estos personajes precisamente por el hecho mismo de que estamos tan identificados con ellos que creemos que “somos” ellos. Y esto en si mismo no es dañino, lo dañino es que ente la identificación profunda con los personajes perdemos en flexibilidad y oportunidad y ganamos en rigidez, lo cual frecuentemente lleva a un sufrimiento profundo.

Me explico,   en la medida que asumimos nuestros rótulos y personajes habituales, como la totalidad de nuestro ser estamos “casándonos” solo con una parte de lo que somos y perdiéndonos del resto. Así, una persona que se identifica con ser muy introvertida, solo va a poder relacionarse con el mundo desde su introversión, ya que considera que no tiene ninguna otra posibilidad de relación. Por esto, situaciones que exijan de ella un poco mas de expresión serán vistas como altamente amenazantes y peor aun se enfrentará a estas situaciones con la convicción absoluta de que no tiene dentro de si ningún recurso que le permita salir “ilesa”. De ahí, sufrirá no solo cuando dichas situaciones ocurran sino en la anticipación de las mismas y de esta manera tratará de evitarlas a toda costa, perdiéndose de experiencias que en vez de destruirla probablemente van a enriquecer su vida.

Igualmente, en la relación con los otros, esa persona verá en ellos características que no ve como propias y las envidiará, rechazará o le atraerán. En todo caso no le pasarán desapercibidas. Es muy probable que nuestra persona introvertida entonces sienta un rechazo muy grande por alguien de su medio de trabajo que califica como excesivamente extrovertido, petulante y creído y así se alejará de esta persona evitando el contacto con ella y consecuentemente perdiéndose la oportunidad  de enriquecer su experiencia vital en esa relación. También es probable que encuentre una pareja que tenga “lo que le falta” con el afán de llenar en su vida lo que considera que no tiene, eligiendo desde la carencia y por lo tanto generando vínculos afectivos de dependencia y apego, llegando a todo el sufrimiento que este tipo de relaciones puede generar.

Y como en los ejemplos mencionados, esta persona pasará por un sinfín de situaciones en su vida intrapersonal e interpersonal, que desde la rigidez la llevarán al sufrimiento, pues vive desde la limitación, la escasez de recursos, la pobreza existencial.

Una de las principales directrices del trabajo gestáltico es precisamente la desidentificación con los rótulos. Y es importante decir que desidentificarse de ellos no significa desecharlos o cambiarlos. Estos rótulos nos han permitido una identidad frente al mundo  que nos permite trabajar, estudiar, socializar, convivir, en últimas sobrevivir. Desidentificarse, como su nombre lo indica significa saber que estos rótulos están, que tienen una utilidad pero que no SOMOS ellos. Desidentificarse significa asumir en nuestra existencia que los personajes existen pero que detrás está nuestra esencia. Desidentificarse implica entender desde lo más profundo de que somos mucho más de lo que creemos y que nuestras posibilidades son infinitas. 

Así, el trabajo con personajes se trata de ir más allá de los propios rótulos y de los ajenos. Arriesgarnos a creer que no estamos escritos. Atrevernos a desmitificar nuestra existencia, a expandir nuestra conciencia. Creernos la posibilidad de ser mucho más de lo que creemos que somos, de que tenemos un potencial infinito. Y para lograr esto de mirar nuestra sombra, de mirar hacia adentro necesitamos ver en nosotros mismos un aspecto que algunos tenemos mas reconocido y otros menos, pero que sin duda a todos nos pertenece, la valentía.

2 comentarios:

  1. wow Nico, al inicio de leerte recordé el taller que junto a Xavier armaron en el cgsi, justo era de jugar con personajes si no recuerdo mal... Pepe Roca, mmm, Pepe Estrella, mmm Juan Callado, Julia Juez, Clara Víctima y otros más recuerdo jugamos alguna vez en aquel entonces en otro taller... Ya, ya, me surgen más recuerdos... Y bueno, vijte, también veo que desarrollas más ampliamente en tu escrito este teatro que en la vida jugamos... para los fines de este escrito mejor no mensionemos lo genético je, je, sabes que una vez le pregunté a un genetista sobre los transgénicos y me dijo que no me preocupara, que si como pollo, de seguro no me crecerán plumas, perdón por el devaneo, pues no viene al caso, pero en esta fuga de ideas que me suceden algunas veces, se me cruzan recuerdos un tanto desviados!
    So, congratuleishons may frend, ay jop tu wrait as yu som taim meybe in de fiutchur, ho, ho, ho.

    Un abrazo a la distancia Pepe y avisarás cuando te vuelvas por acá para sentarnos a charlar un poco de la life, Bye

    Juan Callado

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  2. MUY BUEN ARTÍCULO, RESCATO UN PAR DE IDEAS QUE ME LLEVO:Jugamos personajes todos los días y en cada ámbito de nuestra vida.Tienen que ver con el “como se supone que me comporte”...estos personajes han sido, son y seguirán siendo importantes para nuestra vida, en sociedad, para nuestra supervivencia y adaptación al medio...PERO HAY QUE DESIDENTIFICARSE , como su nombre lo indica significa saber que estos rótulos están, que tienen una utilidad pero que no SOMOS ellos...somos mucho más de lo que creemos y que nuestras posibilidades son infinitas.

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