martes, 18 de diciembre de 2012

POR ESTE ACTO SAGRADO


Hace dos días llegué de un retiro que duró seis. Fue el encuentro final del primer año de la formación en Metagenealogía, Tarot evolutivo y Psicomagia.

Viniendo del mundo pragmático y sólido de la Gestalt, era un misterio para mi que me atraía de esta formación que en mi imaginario se dibujaba oscura y densa. Mi decisión no podía pasar por el cerebro racional y no lo hizo. Era una apuesta sagrada, intuitiva y arriesgada. Esas son las mejores apuestas, ganemos o no.

Fueron seis días de trabajo profundo, fue bajar al núcleo de mi ser cavando como quien se embarca en la empresa de llegar al centro de la tierra. Fue un camino arduo, en el que dejé sangre, sudor y lágrimas. El resultado, hoy, es el regalo de quien se atreve a conocerse y a mirarse en el espejo interior: la conciencia.

Conciencia de que el camino vinimos a recorrerlo, no a verlo desde un costado.
Conciencia de que el mundo es un sueño y de sueños está fabricado el mundo.
Conciencia de que cargamos con toneladas a la espalda. Así lo elegimos.
Conciencia de que con un poco de atención, el mundo se llena de colores. Aunque estemos frente a un desierto.
Conciencia de que atravieso mejor mis grutas mas profundas si tengo almas a mi lado atravesando las suyas.
Conciencia de que le mundo es perfecto y nuestra herencia un regalo. Aunque doloroso.
Conciencia de que la magia es una manifestación estética. Es arte.
Conciencia del poder trascendente de los símbolos y de lo etéreo que es lo literal.
Conciencia de que en los ojos del otro esta mi propia historia y en sus lágrimas mi dolor.
Conciencia de que lo hilos invisibles que nos unen, no son invisibles. Somos nosotros los distraídos.
Conciencia de que el mejor maestro es el más impensado y a menudo lo tenemos al lado.
Conciencia de que renacer no es una elección, es un percatarse.
Conciencia de que somos seres sagrados, maestros, sabios y vamos por el mundo como autómatas desconectados de nuestra esencia divina.

Comprendí que los rituales son la manifestación más sublime de los saltos de conciencia. Son el principio y fin de un proceso. Son el proceso en si mismo.
Comprendí que no somos resultado de nuestra historia, sino protagonistas del futuro. Un futuro brillante y luminoso.
Comprendí que cada una de nuestras acciones sagradas en el presente, nos convierte en héroes de nuestra descendencia.

Cuantas veces repetí en este proceso el mantra que titula esta entrada. Y lo repito una vez más.

Por este acto sagrado pongo de manifiesto mi confianza en la conciencia y en los procesos humanos. Por este sagrado ritual honro a los que ya pasaron por esta tierra y nos dejaron su legado de aprendizaje. En estas sagradas palabras pongo de manifiesto la expresión de mi propia divinidad que no es más que la divinidad de todo lo que existe y todos los que existimos.

Gracias por este regalo. Gracias compañeros de camino por tanta valentía. Gracias Cristóbal por ser la sagrada excusa de nuestros procesos.

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