lunes, 29 de julio de 2013

EL TEATRO COMO RITUAL

Ayer terminó un taller que hicimos desde el CGS llamado como esta entrada "El Teatro como Ritual". Este taller, como tantos otros aterrizó en nuestras manos y llevarlo a cabo fue una tarea ardua que, como pasa casi siempre, fue recompensada con magia.
El taller fue dado por Héctor Aristizábal. Un hombre, nacido en Medellín que fue víctima de nuestra época más cruda y difícil. Fue preso y torturado por razones absurdas. Sufrió pérdidas cercanas y decidió exiliarse en Estados Unidos hace ya varios años.
Psicólogo y actor, sensibilizado con su historia y dueño de su vida, decidió hacer de la muerte creación y nacimiento. Con el poder alquímico que dar el reinventarse, hizo lo que en Gestalt llamamos un "ajuste creativo". Y así, convirtió su vida en un compartir su realidad y su trabajo con miles de personas que en diferentes esquinas del mundo, han vivido historias de opresión, muerte, tortura. Para esto, entre otras cosas, se ha nutrido de un maravilloso enfoque teatral llamado "Teatro del Oprimido" inventado por Augusto Boal.
La experiencia del fin de semana con Héctor es lo que puedo llamar un salto cuántico de conciencia. Con maestría, nos llevó por la senda oscura del inconsciente, nos acompañó a mirarnos al espejo de nuestra propia herida, nos catapultó a la sanación. Fue una experiencia grupal llena de magia y elementos. Nos encontramos con tierra, agua y fuego en lo que fue una transmutación del dolor.
Pudimos acompañarnos como grupo en la resolución de historias que nos tocan. Pudimos oír las múltiples voces que resuenan en nuestra cabeza y que tantas veces nos sabotean en nuestra búsqueda de amor y vínculo. Bailamos, reímos y jugamos rescatando a nuestro niño. La risa obtenida fue trascendente y universal. Nos encontramos como grupo y por un fin de semana fuimos aldea.
Desde qué la Gestalt existe en mi vida, el teatro ha sido para mi una vía de conciencia que me ha acompañado a algunos de los "darse cuenta" más importantes. A través del teatro, he encontrado mis múltiples personajes y he aprendido a amar a mi personaje habitual. El de todos los días.
En este taller pude dar un paso más. Me encontré con un teatro que responde a un llamado sagrado y divino. Encontré mis dioses interiores. Fui carne en descomposición y me transformé en sol. Fui las dos cosas al mismo tiempo.
Como decía Héctor, los mitos son extraños conjuntos de mentiras que dicen la verdad. Yo encontré mi verdad y, desde la aldea, pude expandirla hasta la última célula de mi cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario