lunes, 4 de febrero de 2013

BOICOT

 

Hoy recorriendo mi muro en Facebook, me llamó la atención el tema del boicot a Nestlé. A raíz de una conversación que tuve con mi esposa, decidí escribir acerca del tema de los boicots.

Según el diccionario:

Boicot. m. Presión que se ejerce sobre una persona o entidad suprimiendo o dificultando cualquier relación con ella: planearon un boicot contra la empresa. pl. boicots.

Al parecer, el boicot a Nestlé tiene que ver con dos hechos fundamentales. Por un lado, alegan que los productos de Nestlé (específicamente los alimentos para bebés) tienen sustancias perjudiciales para la salud. Por el otro, muchas de las personas que defienden el boicot ven a Nestlé como una empresa que engaña a las madres acerca de los beneficios que trae y así, desestimula la lactancia.

No es mi tema entrar en detalles acerca del tema Nestlé. Sin embargo, me sirve de ilustración para lo que quiero expresar. Ante todo asumamos que los hechos antes mencionados son verdaderos. De serlo, son indudablemente una información muy valiosa para las madres.

Ahora centrémonos en la imagen que acompaña este texto. Es la imagen del logo de Nestlé rodeada de un círculo rojo con una banda cruzada que lo atraviesa. Es el muy reconocido símbolo de "prohibido".

Es ahí donde aparece la incongruencia. Cuando un grupo social o la sociedad en su totalidad define algo como "malo" o indeseable, inmediatamente saca la conclusión simplista de que eso ha de ser prohibido. Lo indeseable debe desaparecer. Sólo así, estaremos libres del peligro que nos acecha con productos y objetos indeseables y podremos respirar tranquilos.

Esa es la gran mentira. Una y otra vez en la historia de la humanidad comprobamos que las prohibiciones no cumplen con su objetivo primario de evitar conductas. Quizá muy por el contrario, las estimulan. Por esto, no tenemos apuesta distinta, creo yo, que la de la conciencia.

Si en vez de regirnos por "reglas", nos regimos por conciencia entonces tendremos la posibilidad de ELEGIR lo que necesitamos. Si en vez de catalogar alimentos como malos, escuchamos nuestro cuerpo al ingerir cualquier cosa, sabremos con exactitud qué nos hace bien y qué nos hace mal.

El Boicot, es entonces una nueva forma de prohibición, que en este caso (y en tantos otros) escondida en una causa noble, vende "deberías" que nos alejan de tomar desiciones conscientes, autónomas y adultas. Catalogar como "bueno" o "malo" es una forma básica de infantilismo que nos da a los seres humanos la falsa sensación de caminar sobre terreno sólido. Sin embargo, cada "debería" que obedecemos nos aleja más y más de nuestro ser esencial.

Somos humanos, como tal no somos ni "buenos" ni "malos. Sólo somos humanos. Tenemos un inmenso potencial de conciencia y sin embargo vamos por la vida siguiendo esquemas de comportamiento inventados por otros y así, desconociendo nuestra capacidad de escucharnos y decidir por nosotros mismos. Está entonces en nosotros decidir si fumar o no, qué comer y definitivamente, si usamos o no los productos de Nestlé.